¿Primera clase o clase turista?

                            por Jim Mitchell

traducido por José María Almarza Cano

Hace poco volé en primera clase. Qué desperdicio.

Quiero decir, no tenía intención de desperdiciarla. De hecho, ni siquiera había comprado un billete de primera clase y me dirigía a mi lugar habitual de lujo junto al baño trasero.

Pero mientras subía al avión, mi compañero de viaje se volvió hacia mí en la fila 2 y me dijo: "Ese es tu asiento de hoy", y siguió andando.

Confundido, pero con otros pasajeros esperando, meto la mochila en el compartimento superior, paso por encima de un hombre con un traje caro y me acomodo en mi asiento de la ventanilla.

Y allí me quedé, perplejo, todo el vuelo.

No tenía ni idea de que mi amigo, un viajero frecuente, había subido la clase de mi billete utilizando sus puntos de fidelidad. Otro detalle importante que olvidó mencionar: las ventajas de la primera clase.

Para ser sincero, ni siquiera me di cuenta de que estaba en primera clase, por lo que se me hizo muy raro ver al tipo del traje pedir un montón de aperitivos de lujo, una bebida para adultos, un refresco de Starbucks y una almohada, todo ello mientras disfrutaba de su conexión Wi-Fi gratuita.

Debe de estar bien, pensé con suficiencia, sin saber que yo podía pedir exactamente los mismos servicios.

La ironía de mi metedura de pata no se me pasó por la cabeza hasta después del vuelo, cuando mi amigo me preguntó: "¿Qué te has comprado?".

Y yo: "Una Coca-Cola light. ¿Por qué?" 

Y él dice: "¡¿Qué?! ¿Eso es todo? No volveré a darte mi ascenso a primera clase".

Sí, soy el tipo que se sentó en primera clase, pero voló en turista.

Y tristemente, yo hago lo mismo en mi matrimonio la mayoría de los días, y quizás tú también. Tantas ventajas disponibles, pero tan pocas disfrutadas.

Paseos por el barrio y charlas. Susurros privados en público que hacen reír a los dos. Comentarios alentadores que dicen: "Te veo". Aspirar el dormitorio antes de la noche de cine porque sí. Una mano tendida tras un profundo suspiro. Dulces recuerdos compartidos con un helado: un bol, dos cucharas. Oraciones sencillas (y tal vez un masaje en la espalda) para terminar el día.

El cielo es el límite de las ventajas para que su matrimonio ordinario se sienta en primera clase.

A no ser que prefieras volar en clase turista. He oído que hay un asiento libre junto al baño.

FE + AMOR + VIDA


LO BUENO:  "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir". (Lucas 6:38) 


PUNTOS DE ACCIÓN: Pregúntale a tu cónyuge: "¿Qué haría que nuestro matrimonio se sintiera hoy de primera clase para ti?" Luego ve más allá, porque probablemente estén acostumbrados a conformarse con ir en autobús. 

IDED I Do Every Day 365 Day Devotional

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Este contenido traducido es una modificación de la versión original en inglés.