El verdadero romance, el flirteo y las citas divertidas comienzan en el matrimonio. 

Cuando piensas: "¡Uf! Ya estoy casado. Me alegro de haber cerrado el trato. Es hora de sentarse y relajarse", prepárate para un fracaso épico. 

Los matrimonios que se desmoronan y acaban en divorcio o en ese frío entumecimiento que todos tememos han olvidado cómo divertirse en pareja. 

La diversión es esencial en todo matrimonio. Por eso, las citas -las citas locas, divertidas, que rompen las expectativas- son primordiales.

Dios quiere que cada cónyuge sea un cónyuge perseguidor. Debemos "vivir con nuestras esposas de una manera comprensiva" (1 Pedro 3:7), ¡lo que implica toda una vida persiguiendo un mayor conocimiento de ella!

Cuando miro bien a mi esposa, tengo que empezar a pensar: "Vamos a ver, ¿qué puedo hacer esta semana para que se sienta muy valiosa?"

Aquí está la clave: todo gira en torno al siguiente paso. Piensa en el siguiente paso. 

Planificar una cita para cenar es bueno. Sobre todo, si no se lo espera. Pero puedes hacerlo aún mejor. Da el siguiente paso.  

Llama al restaurante con antelación y organiza una broma romántica (o tonta) en la que participe el camarero. Sé creativo y alocado. Y, si te atreves, da el siguiente paso. 

Ten preparada una carta romántica escrita a mano que ella encontrará apoyada en su almohada cuando vuelva a casa.

Sinceramente, sólo hace falta pensarlo un poco. Anímate y da rienda suelta a esa bestia romántica que llevas dentro. 

Jesús nos persigue con abundante amor. No puedo evitar pensar en la mujer de Mateo 9 que tocó el manto de Jesús. Él dejó de hacer lo que estaba haciendo para perseguirla: "Anímate, hija", le dice. Jesús es intencionado. La ve; entra en su dolor íntimo. 

Persigue a tu cónyuge de tal manera que pueda creer que Dios lo persigue.

Y esto es lo bueno. Así como ella se beneficiará de ello, tú también te beneficiarás. Le contará a todo el mundo lo romántico que eres, recitando viejas historias de citas alrededor de la mesa familiar durante décadas.

Todo lo que hacía falta era dar el siguiente paso. Sigue divirtiéndote y persiguiendo, bestia romántica.