Esta semana, presentamos un extracto del libro devocional de FamilyLife, The Story of Us.

Parecía que cada vez que mi mujer y yo teníamos una conversación sobre mi suegra, acababa surgiendo algún tipo de drama. Si expresaba mis frustraciones sobre el comportamiento de su madre, se ponía a la defensiva. Si mantenía la boca cerrada, ella se daba cuenta de mi silencio y se ponía a la defensiva igualmente. No había manera de ganar.

Según pasaban los meses, aprendimos a identificar los temas prohibidos y alejarnos de ellos. Aunque esto funcionaba hasta cierto punto, podía sentir que nos estábamos separando.

Desesperado, probé algo nuevo.

Le dije: “Eres mi mejor amiga, pero también eres mi mujer. Algunas veces necesito ser capaz de decirle algo a mi mejor amiga que no puedo decirle a mi mujer. ¿Puedes no ser mi mujer durante un momento, y simplemente ser mi amiga?

Intrigada, aceptó. Entonces continué.

“La madre de mi mujer me está volviendo loco. Ella…”

Cuando acabé de hablar hubo un silencio incómodo. Me preparé para lo  inevitable, pero lo que mi mujer dijo a continuación cambió la dirección de nuestro matrimonio para siempre.

“Parece que tu suegra está mal de la cabeza. ¿Has tenido la oportunidad de hablar de esto con tu mujer?”

“Lo he intentado, pero creo que no me entiende. Creo que piensa que odio a su madre.” le dije.

“Suena un poco a eso.”

“No la odio,” le dije. “Me gusta que mi mujer tenga una relación tan cercana con su madre. Simplemente quiero que seamos capaces de establecer nuestras propias tradiciones familiares. Pero siento que no puedo.”

“Nunca me había dado cuenta de eso.” me dijo.

Cuando acabamos de hablar, fue como si nos hubiéramos quitado un peso de encima. Nuestra situación no había cambiado, pero encontramos una manera de hablar de ello sin pelearnos. Saber que ella entendía hizo una gran diferencia.

Al principio puede parecer un poco raro, pero esta técnica consigue ciertas cosas:

• Prepara a tu esposo/a para escuchar algo difícil.

• Os pone en el mismo bando.

• Refuerza la idea de que todavía sois amigos.

• Ayuda a tranquilizarse y escuchar.

La próxima vez que necesites tener una conversación difícil con tu esposo/a, intenta pedir permiso para hablar con la versión de “mejor amigo/a” en lugar de la de marido/mujer.