Dios no se ha olvidado de ti

por Leslie J. Barner

Enfrentarse a una tragedia o a una dificultad de la vida de cualquier tipo puede ser extremadamente difícil. Pero en medio del dolor y la tristeza puedes encontrar esperanza y valor para seguir adelante. Con la ayuda de Dios, la ayuda de familiares y amigos, y el ánimo que encuentras en la Biblia y otros recursos, recibirás la fuerza necesaria para superar lo que estás viviendo.


Puedes estar pensando: “No sé cómo podré superar esto”. O puede que te estés enfrentando a fuertes sentimientos de desesperación, sufrimiento, confusión, miedo, preocupación, e incluso ira. Todo esto es una respuesta normal ante la tragedia.


Pero por muy difícil que sea esta tormenta de la vida, no estás solo. Dios está contigo siempre. Él te ama y se preocupa por lo que está ocurriendo en tu vida. Escucha tu llanto y ve tu sufrimiento. Y no solo eso, sino que además lo entiende.


La Biblia dice: “Por eso era preciso que en todo (Jesús) se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados". (Hebreos 2:17-18 NVI CST). Sea lo que sea a lo que nos enfrentemos, su cuidado está asegurado, su amor nunca falla, y sus promesas son firmes.


Dios no se ha olvidado de ti: cuando la vida se pone patas arriba por Leslie J. Barner es un devocional con una serie de lecturas inspiradoras que contienen pasos prácticos para acercarte a Dios y para animarte a confiar en que él puede guiarte con seguridad a través de esta “tormenta” en tu vida. Las entradas a continuación son solo una parte de la versión completa de 31 días. Pronto, tendremos la versión completa de 31 días disponible en pdf. Si quieres recibir el devocional completo de 31 días cuando se publique, avísanos AQUÍ.


Mi oración es que este devocional pueda proveer consuelo, fuerza, aliento, y sanidad para ti y para tu familia, y que a través de estas páginas puedas descubrir la extraordinaria esperanza y la victoria que solo él nos puede dar. Que Dios te bendiga y te mantenga siempre bajo su cuidado, en este viaje y más allá.

Día 1: No estás solo

"...porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré»."(Hebreos 13:5)

El 29 de octubre de 2024, España sufrió uno de los mayores desastres naturales recogidos en la historia de nuestro país. Una DANA (depresión aislada en niveles altos), también llamada gota fría, afectó en distinta medida a gran parte de la zona Este de España, en zonas de las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana, y de manera especialmente intensa y catastrófica en la provincia de Valencia.

Más de 200 fallecidos y decenas de desaparecidos. Miles de coches, viviendas, edificios destruidos, carreteras y vías de tren hechas añicos, además de un devastador destrozo en campos de cultivo, sumergieron al país en una terrible desdicha. Muchos fueron arrojados repentinamente y sin querer a la oscuridad y desesperación de una pérdida a gran escala.

Si tú y tu familia alguna vez os habéis visto afectados por un desastre natural como este, puede que sientas que Dios te ha abandonado. Sin embargo, si la adversidad ha tocado tu vida de alguna otra manera- como la muerte de un ser querido, un temido diagnóstico médico, la pérdida de tu trabajo-, estás viviendo tu propia tormenta. Puede que sientas que tu mundo entero está del revés y te cuestiones cómo podrás sobrevivir a esta pérdida. En momentos como este puedes sentirte muy solo.

Pero no estás solo. En medio de un dolor indescriptible, Dios está contigo. Incluso si no le sientes cerca, Dios está ahí. Él promete no dejarte nunca solo. Por lo tanto, dondequiera que estés, Dios está ahí. Antes, durante y después de la tormenta, sin perderte de vista ni a ti ni a tu sufrimiento. Incluso mientras reflexionas sobre cómo comenzar a recoger los pedazos de tu vida, Dios está allí… amándote más allá de lo que puedas comprender, sosteniéndote, y abriendo un camino donde parece que no hay ninguno. Extiende tu mano hacia él hoy. Él es nuestra ayuda segura en momentos de angustia (Salmo 46:1).

Recupera tu vida

El Salmo 139:7-10 dice: “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!” (NVICST)

¿Qué seguridad puedes encontrar en estos versículos de la Biblia cuando sientes que Dios se ha olvidado de ti?

En el Salmo 23 David describe al Señor como el Gran Pastor que provee y protege a sus ovejas (sus hijos). En el versículo 4 dice: “Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.”

Un pastor usa su vara para proteger a sus ovejas (usándola para ahuyentar a las bestias salvajes) y usa su cayado para guiarlas. ¿Qué consuelo puedes encontrar al saber que Dios te protegerá y te guiará durante este tiempo difícil?

Además de necesitar la presencia de Dios en nuestras vidas, también nos necesitamos los unos a los otros. Habla con tu familia o amigos sobre cómo te sientes para que podáis compartir las cargas de los demás y no te sientas tan solo en tu sufrimiento.

Lectura adicional de las Escrituras:

-Deuteronomio 31:8

-Salmo 91: 15-16

-Mateo 28:20

Día 2: ÉL Ve Y Entiende Tu Sufrimiento

"Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones..." Salmo 34:15

Dios conoce en detalle la devastación causada por la tragedia. Él entiende el dolor y la tristeza que acompañan el duelo y la pérdida. Él lo entiende porque lo sabe todo. Además, Jesus sufrió (Isaías 53) y experimentó dolor, incluso el dolor de sentirse abandonado (Mateo 27:46). Y como Dios está contigo siempre, sabe que estás sufriendo. Él ve tu dolor y escucha el llanto de tu corazón. No estás solo en tu sufrimiento; Él está contigo.

Dios se preocupa profundamente por ti y está atento a cada detalle de tu vida, incluso las cosas que cargan tu corazón. 1ª de Pedro 5:7 dice que debes depositar “en él toda ansiedad, porque él cuida de ti.” ¡Es reconfortante saber que el Dios Todopoderoso se preocupa por ti! Puede parecer que los cimientos de tu vida están temblando, pero su amor por ti nunca se tambalea. “Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el Señor, que de ti se compadece—.” (Isaías 54:10 NVICST).

No importa lo malas que parezcan ser las circunstancias, Dios está en control. Nada ocurre sin su conocimiento. Mateo 10:29-31 dice: “¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin que lo permita el Padre; y él tiene contados aun los cabellos de vuestra cabeza. Así que no tengáis miedo; vosotros valéis más que muchos gorriones.” Si Dios cuida de los pájaros, mucho más cuida de ti. En medio de la tristeza e incertidumbre, su mano está ahí para guiarte; Su fuerza está ahí para sostenerte. Nunca estás fuera de su alcance.

Recupera tu vida




Lectura adicional de las Escrituras:

Día 3: Abre tu corazón 

"Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias." Salmo 34:17

Una de las cosas que más difíciles que afrontar en la vida es la pérdida, y después de una tragedia el dolor de una pérdida es muy difícil de sobrellevar. A veces incluso parece insoportable. Dios nos creó con sentimientos, y por eso cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles o estamos en un período de duelo, nos encontramos con muchas emociones complicadas. Podemos sentir que no tenemos esperanza, sentirnos impotentes, confundidos, con miedo, ansiosos y enfadados. Reconocer estas emociones y soltarlas de forma sana es extremadamente importante en el camino hacia nuestro bienestar. Ignorarlas o suprimirlas en el mejor de los casos puede ser destructivo y paralizante.

¿Cuáles son las emociones que sientes en tu corazón? Sin duda, la angustia y el dolor están entre ellas. Probablemente te duele tanto que solo quieres llorar o gritar. ¡Y eso está bien! Incluso el Señor Jesús lloró cuando se enfrentó a la tragedia y al dolor de la muerte (Juan 11:35). Estaba tan profundamente conmovido por el dolor que le produjo la muerte de su amigo Lázaro que rompió en llanto. 

Está claro que es bueno ser fuerte en medio de circunstancias difíciles, pero también es importante reconocer las emociones que traen el dolor, el sufrimiento y la pérdida. Piénsalo un momento. ¿Cómo puedes llegar a sanar tu corazón verdaderamente si no reconoces que te duele? Así que da el primer paso. Ponte a solas con Dios y cuéntale honestamente cuánto te duele. Llora si quieres. Clama a él: “Dios, ¡ayúdame! Verás que al abrir tu corazón a Dios las cargas de tu alma parecen más ligeras.

Recuperar tu vida

Lectura adicional de la Escrituras:

Día 4: Cruzando aguas profundas

“Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; Porque yo soy el Señor tu Dios…” Isaías 42:2-3

En una lucha desesperada por la supervivencia, muchas personas atravesaron las inundaciones dejadas por la DANA en Valencia en una búsqueda frenética de terrenos más elevados. Tuvo  que ser una experiencia aterradora vadear y, en algunas áreas, nadar a través de aguas turbias y contaminadas para intentar salvarse a uno mismo, a familiares, vecinos, mascotas y, en algunos casos, a completos extraños. Pero en medio del miedo, de la desesperación y de la incertidumbre, muchas personas atravesaron las aguas profundas con valentía y finalmente fueron rescatadas y llevadas a un lugar seguro.

 

Mientras atraviesas las aguas profundas de tus circunstancias, quizás te preguntes: ¿Quién puede rescatarme de esto? ¡Ánimo! Incluso en las aguas más profundas Dios promete estar con aquel que confía en él. Sólo él puede verdaderamente rescatarte y evitar que te ahogues, así como Jesús rescató a Pedro cuando le invitó a caminar sobre el agua en medio de una tormenta (Mateo 14:22-33). Al principio Pedro confió en Jesús y se unió a él caminando sobre el agua, pero tan pronto como comenzó a concentrarse en la tormenta y a ceder al miedo, comenzó a hundirse. Aún así, cuando gritó: “¡Señor, sálvame!” (Mateo 12:30), Jesús extendió su mano y le rescató.


Al igual que a Pedro, él también puede rescatarte. Lo único que necesitas hacer es respirar profundamente con fe, extender la mano y tomar la poderosa mano de Dios. No temas a las aguas profundas y turbias de la incertidumbre que te rodean. Aunque el camino parece difícil y a veces imposible, puedes confiar en esta promesa: “Para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:37).


Recupera tu vida:

1. Jeremías 32:17 dice: “¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.” ¿Qué aliento puedes encontrar en este versículo cuando tu situación parece demasiado difícil?


2. Anota todo lo que parezca imposible sobre tu situación. Después, al lado de cada cosa, escribe: “Para Dios no hay nada imposible” (Lucas 1:37). Dedica unos minutos a orar por las cosas que has escrito en tu lista y da gracias a Dios porque ninguna de esas cosas es demasiado grande o difícil de realizar para él.


3. Memoriza Lucas 1:37 y cada vez que tu situación parezca demasiado difícil o imposible, repítetelo a ti mismo como un recordatorio de que Dios puede guiar cualquier cosa que te esté preocupando. A medida que surjan oportunidades, puedes animar a otros a usar este versículo también.


Lectura adicional de las Escrituras:

Día 5: Encontrar esperanza en Dios

"Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón;" Salmo 73:26

Quítale a un hombre su riqueza, y le estorbarás; quítale su propósito y le ralentizarás. Pero quítale su esperanza y le pararás. Durante un tiempo puede continuar sin riqueza, e incluso sin propósito. Pero no podrá continuar sin esperanza. -Neil Strait.

Si solo piensas en tus circunstancias puede que te desanimes completamente. La realidad de lo que estás enfrentando puede parecer tan abrumadora que quizá quieras rendirte. Pero no te rindas. Humanamente las circunstancias pueden ser muy difíciles, pero en Cristo siempre hay esperanza. “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11, NVICST)

Piensa en todo lo que estás enfrentando y pregúntate: “¿Hay algo difícil para Dios?” (Jeremías 32:17) ¡Absolutamente nada! No importa lo que esté pasando en tu vida, puedes confiar en que él está al control y está haciendo obrar todo para tu bien (Romanos 8:28). Cuando te despiertas por la mañana y te preguntas cómo vas a enfrentar el día, Dios ya está ocupandose de eso. Y cuando te acuestas por la noche, preguntándote cómo vas a enfrentar los retos de mañana, sean cuales sean, Dios ya los está resolviendo. Dios conoce las preocupaciones más profundas de tu corazón (Salmo 139:1-3), y puede proveer la paz, la fuerza y la valentía que necesitas. ¡Así que no te rindas! Espera confiadamente en él. Espera… ¡Y persevera!

Recupera tu vida

Lectura adicional de las Escrituras:

Día 6: Un lugar de refugio constante

"Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia." Salmo 46:1

A raíz de la DANA, cientos de miles de habitantes de pueblos de Valencia, sus alrededores y otras zonas de España, se enfrentaron a una situación de crisis en la que se vieron sin electricidad, agua corriente u otros servicios básicos. Tuvieron que refugiarse en casas de familiares o en albergues de toda la provincia.


Si tú o tu familia habéis tenido que desplazaros como resultado de la tragedia, es posible que estéis experimentando sentimientos de ansiedad, inseguridad, incertidumbre y otras emociones. O si te enfrentas a la muerte o a una enfermedad, es posible que sientas ganas de correr en busca de refugio... un lugar donde esconderse. Existe un lugar al que cualquier persona que se enfrenta a una tragedia puede acudir, un lugar que proporciona a nuestro espíritu un refugio eterno contra el peligro y ofrece una fuerza poderosa para soportar cualquier tormenta que la vida pueda poner en nuestro camino. Ese lugar está en Dios. En el Salmo 32:7, David dice esto de Dios: “Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro.”


Aunque la vida es a veces difícil y dolorosa, cuando nos refugiamos en él, su ayuda siempre está lista, ha sido probada una y otra vez, y es completamente fiable. En el Salmo 62:7-8, David escribió: “En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte y mi refugio. Pueblos ¡esperad en él en todo tiempo! ¡Derramad delante de él vuestro corazón! ¡Dios es nuestro refugio!”. Al igual que David, puedes refugiarte en Su presencia protectora. Allí encontrarás paz para hoy, fortaleza para mañana y esperanza para un futuro más brillante.



Recupera tu vida





Lectura adicional de las Escrituras:

Día 7: Cómo aprovechar del poder de la oración

"Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores… Este pobre clamó, y el Señor le oyó y le libró de todas sus angustias." Salmo 34:4,6

Busqué al Señor, y él me respondió; me libró de todos mis temores… Este pobre clamó, y el Señor le oyó y le libró de todas sus angustias. (Salmo 34:4,6)

En la Biblia Dios dejá siempre claro que nuestras oraciones son muy importantes para él. Le encanta que hablemos con él como si fuera nuestro mejor amigo; y promete estar ahí siempre que acudamos a él. Nos dice: “Entonces me invocaréis, y vendréis a suplicarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y me encontraréis cuando me busquéis de todo corazón.” (Jeremías 29:12-13).

Quiere que le hablemos de nuestras cargas y que le entreguemos todo lo que nos preocupa para que así pueda traer esperanza a nuestros corazones, poner paz en nuestras almas, y darnos fuerzas en la vida (1 Pedro 5:7). Pero incluso si nos quedamos sin palabras y no sabemos cómo orar, el Espíritu Santo mismo lo hace de nuestra parte (Romanos 8:26). Pero a Dios no solo le interesan nuestras luchas; quiere que hablemos con él de todo, empezando por nuestras ínfimas victorias y terminando por nuestros grandes temores, y de todo lo que ocurre en medio.

¿No es increíble saber que tenemos línea directa con Dios? ¿Que está disponible para hablar con nosotros en cualquier momento, noche y día? De hecho, podemos hablar con él ahora mismo; decirle cómo nos sentimos; lo mal que lo estamos pasando. Hablarle de nuestros desengaños, de nuestra ira y de nuestro dolor. Decirle lo mucho que le amamos y le necesitamos. Él escucha nuestro lamento, nuestras peticiones, nuestra alabanza y nuestra gratitud. La oración mueve a Dios, y cuando él se mueve en nuestra vida, sentimos su presencia, experimentamos su paz ¡y de él sacamos unas fuerzas que jamás hubiéramos podido imaginar! (2)

Recupera tu vida



Lectura adicional de las Escrituras:

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Extractos de DIOS NO SE HA OLIVDADO DE TI: CUANDO LA VIDA SE PONE PATAS ARRIBA

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